Si los instructores de los niños y jóvenes pudiesen ver delante de sí el resultado futuro de su disciplina errónea, cambiarían su plan de educación… Nunca quiso Dios que una mente humana estuviese bajo el dominio completo de otra. Los que hacen esfuerzos para que la individualidad de sus alumnos se fusione con la suya propia, y quieren ser mente, voluntad y conciencia para ellos, asumen terribles responsabilidades. Estos alumnos pueden, en ciertas ocasiones, parecer como soldados bien adiestrados; pero cuando desaparezca la restricción, se verá en ellos una falta de acción independiente regida por principios firmes. CM 75.2
Son maestros más útiles y los que tienen éxito más permanente los que se proponen educar de tal manera a sus alumnos, que éstos puedan ver y sentir que está en ellos el poder ser hombres y mujeres de principios firmes, calificados para cualquier posición en la vida. Tal vez su obra no sea tan estimada por los observadores negligentes, y sus labores no sean tan apreciadas como las del maestro que domina las mentes y voluntades de sus alumnos por autoridad absoluta, pero la vida futura de los educandos manifestará los frutos del mejor plan de educación. CM 75.3